Garabatos en solitario

Garabatos en solitario

viernes, 26 de octubre de 2012

Gracias por no estar

Gracias por no estar

A vos te hablo amigo desconocido, cómplice de mi felicidad, gracias por no ser, por pensar que era suficiente con estar, por pensar que era suficiente el pagar las cuentas, gracias por creer que ella no necesitaba nada mas, gracias por juzgar sus momentos sin ni si quiera tratar de comprender, gracias por imaginar que para ella era suficiente llenar su vida con la preocupación por su familia, gracias por proyectar tus aires de superioridad y todo poderoso, gracias por hilar esa tela de la existencia sin detalles, gracias por tejer esa manta que solo te abrigaba a ti.

Gracias por concebir que era suficiente presumir de tu familia sin que te importara como estaba cada uno, gracias por no sospechar lo que era importante para ella, por suponer que ella era feliz con las migajas que le dabas, por suponer que todo estaba bien, por afirmar que era suficiente, gracias por figurar en su vida como un mueble mas, por ese amor tibio que le brindaste, por tu posición indolente e indiferente, por ser siempre un desinteresado de sus necesidades, por tu andar sereno cuando ella necesitaba de tus tempestades.

Gracias amigo mío, por desentender sus momentos y sus tiempos, por abandonarla cuando necesitaba una conversación, por descuidar esa flor que plantaron los dos, gracias por dejar tantos espacios vacios entre los dos, por extraviar la brújula y el rumbo que habían trazado juntos, por marginar sus momentos y convertirlo en espera de los tuyos, gracias por relegarla y dejarla atrás, por cancelar sus sueños y su libertad, por dejar que su existencia se oxide, por todas tus ausencia, por la falta de amor y llenar los vacios solo con sexo casual, gracias tu abandono, por el vacio que creaste entre los dos, por la indiferencia y egoísmo de tu existencia.

Gracias por tu despreocupación, por ser sordo, por ser insensible ante ella, por ser impasible, por vivir en tu nube de tranquilidad sin que importara que ella vivía en un temporal, por tu frialdad ante su calor, por tu conformidad, por olvidar esa fecha importante para ella, por dejar pasar detalles y momentos, por permitir que se marchitaran los dos, gracias por no estar y permitirme estar a mí y tener la dicha de poder hacerla feliz, gracias amigo mío por mi felicidad.