Es tiempo de los dos

Es tiempo de los dos

Ven cuando quieras, quiero tu alma desnuda dibujada en la pared, jugar con tu sombra, dibujarnos en cada reflejo, tocarnos como acaricia las olas a la arena, el viento a los sauces y las nubes a mis alas, mirarnos como mira un niño a su madre, escucharnos como oye el cielo el bramar de un volcán, saborearnos como saborea la hierba el dulce rocío, olerte como huele la abeja el néctar de una flor, en mi cama nadie existió como tú, mojo hasta mis sueños pensándote.

En soledad tantos caminos vacíos caminé, nada me faltará a mi lado cuando estés tú, todos los paisajes de mi vida los has iluminado, llenas mis espacios, hoy tengo la suerte de tenerte, tantas cosas perdí y sacrifiqué, te quiero tanto que hasta duele pensar en ti, tu mensaje de amor me llega al corazón con mucha ilusión, inundas cada uno de mis silencios, cierro todas las puertas y ventanas deseando junto a ti mi eterno mañana, sueños y metas sacrifiqué, tú me has mostrado lo bueno y lo malo, hoy sé que tu eres lo mejor que existió.

Hoy tengo una meta junto a ti mi amor, tú inventas mis rutas y mis caminos, estaba dispuesto a partir en soledad, sé que ahora todo es diferente, te quiero en el olvido de mí existir, solo viajar y volar por tu cuerpo, borrar de mi mente que estuve viviendo en una verdad vacía y cruel, no existe la nieve en nuestro verano, una flor tuya sobre mi cuaderno, devorar tus labios y divagar en tus senos, me animé a volar y hoy estas acá para flotar conmigo, no hay lógica para lo que sentimos, y me iré a esperarte para buscar ese lugar eterno de los dos.

Inventar nuestros propios puntos cardinales, busco la luna detrás de cada sueño, hicimos maletas para emprender un viaje que sabíamos solo era un regreso a los dos, cuantas traiciones y puñales que hoy curas con tu amor, dibuja en mi piel con tus manos como nunca antes ninguna mano dibujó, cada amanecer de nuestras noches los dos, manantial de sueños rotos sin solución hasta que apareciste vos, todos tus instantes junto a mí están grabados en mi mente, recuerdo cada uno de nuestros momentos, con mi existencia plagada de pompas de jabón que reventaban con la más insignificante caricias disfrazadas de amor.