Garabatos en solitario

Garabatos en solitario

viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuando tú no estás

Cuando tú no estás

Cuando llegué a este mundo lo hice desnudo, nunca me sentí tan libre, hoy quiero vivir sin ropa a tu lado y alimentarme de nuestra libertad, sin prejuicios, sin normas, sin lo correcto o lo que está mal, son noches muy largas, arenas del desierto esperando el beso de una tormenta, momentos a solas iluminados por tu presencia, salir a caminar sin destino ni a donde llegar, como espera la flor el robo de su néctar por una abeja solitaria que lleve su esencia a otro lugar, pasos perdidos en el tiempo solo contemplando la nada, buscándote bajo cada piedra esperanzado en hallarte en cada lugar.

Mis pies se siguen el uno al otro solo esperando encontrar tus huellas en mi andar, mi alma florece con el rocío de tu piel, perdido en noches eternas solo busco el faro de tus ojos para poder llegar, a mi fiel compañero le hablo de vos, me mira, sé que me entiende, solo me mira y me acompaña, no hay hora, no hay lugar, no existe el tiempo cuando puedo volar, tal vez perdido en la noche solo escuchando una canción que te traiga a mí, marinero sin barco que solo desea llegar a tu puerto, mi brújula se enloquece y solo me estremece el saber que tu estas al final, luceros perdidos en la inmensidad.

Luna triste y en soledad, de gris se viste la noche cuando tú no estás, pergaminos en el viento en los que te quiero dibujar, hojas que caen me acarician recordando tu mirar, te llevo en el bolsillo secreto de mi corazón, quiero vivir en la libertad de las cadenas que me unen a ti, mi almohada tu refugio, tu pecho mi paz, volar en el techo de la habitación sin horizontes y sin final, golondrina que puede vivir sin un verano solo contemplando cómo nos amamos, perdido en el tiempo sin comienzo y sin final, la ciudad esta quieta, las calles vacías, madrugada dulce y fría que me lleva a donde tu estás, rumbo sin compas, mi única ruta la cruz del sur grabada en tu espalda, ventanas a oscuras en mis caminatas de madrugada envidian nuestro cuarto iluminado por los dos.