Garabatos en solitario

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miércoles, 1 de junio de 2016

Hoy quemé un libro

Hoy quemé un libro

Hoy quemé uno de mis libros, pero lo quemé a orillas del mar, donde había mucho viento, donde la brisa era fresca, donde el olor a océano inundaba todo, hoy quemé uno de mis libros escrito no para que sea vendido o leído, tan solo hecho y escrito como una promesa a mí, como un testimonio a la vida, como una marca que quedará muchos más allá después de que yo deje de existir, tal vez para que forme parte del aire que todos respiran, viento que utilizan las aves y los aviones para volar, ese humo que formará nubes y regará campos, ese que será lluvia y besará los sembrados, lo quemé para que quedara en el aire y en el tiempo, se elevaba el humo y era como las estrellas leyeran cada una de sus líneas, como si la luna fuera la encargada de cambiar las páginas y el mar tan solo escucharan la historia antes de dormir, tal vez tan solo fue una promesa a mí, ya había tenido un hijo y plantado un árbol, ese libro que fue como un hijo, ese que cuando iba a buscarlo y me entregaron lo miraba sin importar lo que me podía decir, lo contemplaba tan solo orgulloso y llenándome de mí mismo tal vez como nunca antes, un sueño cumplido, no para ser vendido o conocido, tan solo para mirarlo, tenerlo, tocarlo y tan solo darme cuenta de que todo es posible sin importar el tiempo que lleve.