La elegida
Una noche más, tímidamente
asomaban las luces de la ciudad bajo ese manto gris y opaco como muchas otras
debido al susurro silencioso de la neblina al caer la noche, dioses egipcios
vigilaban y serían los testigos, los testigos inertes de todo lo que estaba por
suceder, el murmullo de la gente casi imperceptible silenciados por alguna
canción de moda que se adueñaba del lugar, las copas iban y venían, como todas
las noches, pero nadie sospechaba que esa jamás sería una madrugada más,
cuerpos contorneándose en la pista de baile sueltos a la libertad, llegaba la melancolía
de lo que parecía ser tan solo una día mas que se desvanecía en el tiempo, relámpagos
artificiales invaden el lugar, la niebla ficticia comienza a devorar cada
rincón, resuena una de las melodía más románticas del momento y desde las
tinieblas comienzan emerger ese grupo de chicas dando comienzo al desfile de
modas, entre ellas para mi resaltaron al instante esos rulos al vientos, la
noche se volvió un túnel en el que al final solo se podía notar a ti, de curvas
perfectas, caminando por la pista con su gracia única, nuestras miradas se
cruzaron, sonrisas cómplices y traviesas en medio de toda esa bruma supieron
encontrarse como si se hubieran buscado incluso
antes de verse por primera vez, coqueteos que nos llevaron hasta ese lugar solo
de los dos para brindar y conversar.
La tierra se confundía
con el cielo, el mapa cambió todos sus escenarios, el libro que escribía hacía tanto
tiempo dejo escapar todas las locuras y disfraces que día a día se grababan en
él, cada vez que le tocaba pasar a mi lado nuestras miradas se cruzaban y
sentía que con cada una de ellas nos conocíamos más, una seducción como creo yo
nunca antes ni nunca más pude sentir y palpar, supimos vivir con una pasión y
seducción eternas, pasión y deseo que no morían con la luz del día, tantos
suspiros entregados a la luna, cuerpos sacudidos como hojas en un sueño otoñal,
no era sexo, nunca lo fue, era algo irreal, llamas de entrega total flotaban en
el aire, perdido en el tiempo busqué tu cuerpo en otros cuerpos, entre otros
brazos cerraba los ojos y quería estar contigo en nuestro lugar, estar contigo
y en ti en medio del mar, el destino nos eligió, como tu nombre lo dice fuiste la
elegida, la elegida para hacerme sentir lo que nadie logró, haciéndome conocer
y llevándome de tu mano a parajes que nunca había visto ni conocido, lugares a los que siempre quise volver a recorrer y
jamás pude regresar, nunca más estaré
solo ni vacío por que hasta en la ultima gota de sangre y en algún rincón de mí
siempre estarás vos, un corazón dibujado en la arena de una playa, nuestros
nombres trazados en él y tu imagen posando como el marco más perfecto al amor,
jamás serían borrados ni por la peor tormenta, marea o tempestad, me enseñaste
que los verdaderos amores se cuenta con los dedos de una mano y sobran, la
memoria nunca será menos que el olvido.
El secreto de un poeta
que perdió la inspiración, el niño que se sentía protegido y cuidado,
carreteras y caminos que tan solo eran el pretexto para poder arrojarnos a ese
abismo, para contarnos nuestros secretos y deseos más íntimos y ocultos
narrados por nuestros besos, tu nombre empieza con la misma letra que mar,
que media noche, que madrugada, que
mundo, que melodía y que magia empequeñeciendo a todos y cada uno de ellos tan
solo con tu presencia y la comunión perfecta de nuestros cuerpos, dulce pecado,
creando en esa entrega y unión ese sabor del que tan solo tú y yo podíamos probar
y disfrutar, nuestras manos rozando y probando cada lugar, amaneceres con aroma
a café, sabanas desordenadas, rincones descubiertos y creados por nosotros tan
solo para amarnos, sometiéndonos a nosotros dos, horas insaciables, vicio goloso,
nunca era poco ni suficiente.
Caricias dulces como
la miel, mariposa hermosa portadora de felicidad, volando siempre juntos a la
par y llegando a ese lugar que tan solo nosotros dos sabíamos llegar, perderme
en tu mirada, confabulando esas miradas que nos hicieron nacer y morir en el
momento cumbre de nuestra entrega total, miradas perdidas entrelazadas en el
momento exacto de la explosión de todos nuestros sentidos, almohadas sudadas de
sentidos e imaginación, bailando esa melodía creada por nuestra respiración que
salía de nuestras entrañas, latidos acompasados, cuerpos entregados, infierno
sagrado, temblores, aromas, todos nuestros sentidos conjugados en dos, cuerpos
sudados, perdidos en ese universo en el que nos permitimos entrar, desenfreno,
dulzura, ternura y torbellinos que nos hacia vivir como nunca antes y como
nunca más.
Eres el poema que leo
cada noche línea tras línea, entre líneas y en cada letra, vivimos, morimos y
renacimos, nuestros cuerpos aprendieron su propio idioma.